References
Propuesta teórica para tratar los aspectos conductuales de la incontinencia urinaria
Abstract
Sinopsis
Este artículo de reflexión presenta un modelo teórico de evaluación e intervención conductual para mujeres con incontinencia urinaria (IU). El Modelo de Promoción de Salud de Nola Pender, enfermera estadounidense, fue usado como referencia para desarrollar la propuesta.
Se identificaron medidas conductuales para construir el modelo: control del estreñimiento, entrenamiento vesical, posición para orinar, reducción de bebidas irritantes, ingesta de agua, y entrenamiento muscular del suelo pélvico. Luego, se definieron acciones determinadas para investigar e intervenir sobre ciertos aspectos conductuales: comportamiento previo relacionado, factores personales, beneficios y obstáculos percibidos acerca de la acción propuesta, autoeficacia percibida, sentimientos relacionados con el comportamiento esperado y la acción propuesta, influencias interpersonales y situacionales, compromiso con el plan de acción, exigencias competitivas, y comportamiento de la promoción de la salud. El modelo propuesto por los autores podría ayudar a enfermeros y enfermeras a orientar la conversación entre ellos y el paciente para modificar determinados aspectos conductuales, con el fin de elaborar un plan alcanzable y, así, potenciar el logro de las metas establecidas para el tratamiento de la IU.
La incontinencia urinaria (IU) es definida por la International Continence Society (ICS) como cualquier pérdida involuntaria de orina.1 Los tipos de IU más frecuentes ocurren por esfuerzo, aumento de la presión intraabdominal, e hiperactividad del detrusor idiopática, también conocida como IU de urgencia, ya que se asocia con la urgencia de orinar. Otro tipo es la IU mixta, donde la pérdida urinaria se produce por el esfuerzo, y es precedida por la urgencia de orinar. Además de los tipos mencionados, la ICS presenta una amplia clasificación de los subtipos de IU: incontinencia urinaria insensible, continua, coital, y paradoxal (por desbordamiento); todos ellos, relacionados con la disfunción del suelo pélvico, del músculo detrusor, o la falta de coordinación entre ellos.1
La IU afecta a más de 400 millones de personas en el mundo.2 La Urology Care Foundation, perteneciente a la Asociación Americana de Urología, afirma que entre una cuarta parte y un tercio de los hombres y mujeres en los Estados Unidos sufren de IU.3 En Brasil, la encuesta multicéntrica realizada por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y Organización Mundial de la Salud (OMS), denominada SABE (salud, bienestar y envejecimiento), evaluó las condiciones de vida y salud de las personas mayores para proyectar las necesidades sociales y sanitarias resultantes del crecimiento poblacional de edad avanzada en siete países de América latina y el Caribe. En 2143 residentes de edad avanzada de la ciudad de San Pablo, la prevalencia de la IU autoreferida fue 11,8% en hombres y 26,2% en mujeres. La encuesta encontró, también, que cuanto mayor es la dependencia de los ancianos, mayores son las tasas de IU.4 Estudios recientes registraron tasas de IU superiores a 20% en mujeres, en diferentes fases de la vida, con distintas variantes según la exposición a factores de riesgo, como envejecimiento y antecedentes obstétricos (número de partos, tipo de partos, etc.). Al estudiar 245 nulíparas jóvenes, un 22,9% presentó IU.5 Otro estudio, que evaluó 216 mujeres luego de su menopausia, arrojó una tasa de IU de 34,9%.6 Por último, una publicación analizó 132 mujeres ancianas, donde 40,9% presentó IU.7
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